Mi amigo centavin

I

Primogénita del amor de una canción perdida, 

la noche se perdió en tu pelo, 

la luna se aferro a tu piel...El génesis. 

Cubierta de sangre envuelta, primer llanto de la aurora, 

alivio desconcertado del tiempo, 

las demoras, colgada de senos vacíos, 

llenos morían por hachas,

tu mirada ya conocía, 

rostro invisible de platicas, 

vientre revestido de larga piel, 

dormido, estirado y tenso, 

surcaban mi voz las caricias, 

canciones de cunas por dentro, 

posición fetal, en burbuja protectora dormida, 

te acompañaba un pulgar, 

gastado ya por diez meses, 

tu vuelta final a la puerta, 

la salida, liberada… nacer, 

deje de sentir con mis manos las tuyas, 

te cantaba, te arrullaba, te dormía, 

con esa canción de otros tiempos, 

palmero sube a La Palma, que viene la palmerita, 

que me enseño aquella vieja, 

que nunca te olvidaría, 

tras sostenerte en sus brazos, junto a su corazón. 

Comenzaban los recuerdos. Niña perdida en las aguas, 

partiendo en dos el salvavida azul …¿Recuerdas?. 

Se perdió tu cuerpo dulce raptado por las sirenas, 

busqué en el fondo, con las manos de la angustia, 

durmiendo después en mis brazos, 

con el susto del asombro, 

aprendiste el valor del aire, que respiraste al nacer. 

Alfombre roja esponjada amortiguo tus caídas, 

aquellos primeros pasos vigilados por el de lidia, 

primera meta alcanzada, mi sueño, el abrazo. 

Muelle largo frente al mar, 

olor a sal, a emoción, 

saltando con tu caña de pescar, 

buscando el pez encantado, 

un saltarín que roncaba y que nunca te olvidó, 

saltabas nerviosa de miedo, 

le concediste el perdón, 

el pobre… dijo tu voz entonces, 

el mas grande corazón, 

perdido hoy por el celo, de argumentos sin razón. 

No olvidaras mi reina, el paseo por los mares, 

sobre vaivenes de olas...nuevos peces, 

grandes, verdes, delfines risueños con alas, 

tirados sobre tu lancha, por las buenas o las malas, 

regresando a casa, de corto patio cercada, 

dejándome solo a tus siete, 

espina en el corazón clavada, 

el destino vida mía, nos dio una mala jugada, 

volverá a unirnos la sangre, 

tu hermano ausente y el niño, 

dejando atrás viejos celos, 

cuentos, remordimientos, 

te abrazare nuevamente, repetiré todos los cuentos, 

los de hadas, los hermosos, 

Magdoly querida niña, 

primogénita del amor, 

de las canciones perdidas.