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lunes, 8 de noviembre de 2010

Alonso e Isabel (continuación)


El intercambio de objetos continuo por varias horas, el Fraile intentaba a duras penas hacerse entender por el jefe de los Coquivacoa, habitantes de una poderosa tribu de indígenas venezolanos que habitaban en la costa septentrional del lago de Maracaibo, eran personas pacificas, pero había que tener cuidado en no herir suceptibilidades, unidos constituían una fuerza descomunal. El jefe de la tribu, al percatarse de la atención prestada por el Capitán Alonso a la indígena, como un gesto de buena voluntad, se la ofreció como regalo al forastero; este acepto a la subliminal belleza, le impartió ordenes al fraile y le inquirió – Instruye a esta mujer Marcelo, enseñadle nuestra lengua, enseñadle nuestra fe en Dios y en la corona, hacedle conocer a su Reina y a su reino, preparadla pues. Cuando hayáis terminado la misión, preparad las nupcias, esta mujer será desposada por mí, y se convertirá en mi compañera inseparable. Bautizadla en la fe con su nombre cristiano, llamadla Isabel…como mis sueños- Bien Capitán- respondió el fraile, y tomando a la chica por el brazo se retiro, y comenzó de forma inmediata la formación, el proceso tardo aproximadamente seis meses, el Capitán y sus hombres habían levantado ya el campamento, y se dedicaban a las rutinas diarias de orden y abastecimiento. Mientras tanto Marcelo continuaba con la enseñanza de Isabel, quien hacia notables progresos para el tiempo dedicado, en tres meses dominaba el lenguaje, rezaba ya con soltura, aprendió buenos modales y las normas básicas de educación. Al tiempo que todo esto ocurría, Alonso no dejaba de observar a la que sería su futura esposa, se la imaginaba envuelta en tules, paseandole orgulloso por el reino, imaginaba la envidia de los miembros de la corte, el celo de la Reina, el cuerpo tibio de Isabel rozando el suyo, su tierna voz, su aliento, su eterna sonrisa, sus cabellos enredados en sus dedos, el perfume natural de su transpiración y el momento supremo, hacerla eternamente suya por la infinidad del tiempo, soñaba despierto con los hijos… soñaba despierto estando dormido de amor. Sabia que tendría que esperar, le calculaba a Isabel no mas de quince años, y no deseaba que esa primera experiencia fuese traumática, para la que se convertiría desde ese momento, en la compañera inseparable por el resto de sus días y para la eternidad, se le hacia incontable el tiempo, soñaba con tenerla entre sus brazos, no podía imaginar que tanta belleza fuese posible, un ser que por momentos, lo liberaba de la cárcel mental de Isabel…la otra,¡ Su reina! . Las desmedidas atenciones y sobreprotecciones por parte de Alonso, empezaron a despertar en la muchacha, esos extraños primeros sentimientos del amor : el cariño, la admiración, la curiosidad y el deseo. estaba en la edad de los juegos, y el Fraile se encargaba de alegrar sus primaveras; jugaba y saltaba con la chiquilla todo el día, se convirtieron en compañeros inseparables…se necesitaban, el último rostro que veía Marcelo antes de dormir era el de la muchacha, y lo primero en contemplar al despertar, era la sonrisa graciosa de esa hermosa criatura. Esa particular mañana tenía preparado para Isabel un regalo especial. Lo había terminado con esmero, después de semanas de dedicación, la primera vestimenta de la chiquilla, su primer vestido, la primera lección de pudor. La criatura estaba acostumbrada en su sana inocencia, a corretear desnuda; los miembros de la tribu, no conocían vestimentas, la única que recordaba Isabel, era un largo collar de perlas que le regalo su madre cuando considero que se había convertido en mujer; después de su primera, dolorosa y larga menstruación; la muchacha llevaba con orgullo su collar de guindas blancas, significaba…que era(en su mente de niña) ya una gran dama, los miembros de la tribu la miraban con respeto y admiración, no solo por su belleza física, si no por su belleza interior, la nobleza de sus sentimientos irradiaban paz y tranquilidad, todos la querían , inclusive sus amigas indias envidiosas…todas deseaban estar junto a ella. Marcelo al despertar, lo primero que observo fue la sonrisa contagiosa de Isabel, no le quedo mas remedio que devolvérsela, como podía resistirse a semejante dulzura, coloco en sus manos la prenda y se sorprendió al observarla vestida, el ropaje rudimentario cosido a punta de torpezas, le encajo a la perfección, le cubría desde la parte superior del busto hasta la mitad de los muslos; la chiquilla al contemplarse ante un rudimentario espejillo, empezó a dar saltos de alegría y salio corriendo a mostrarlo a todos los miembros de la tribu, que comenzaron a dar saltos a su alrededor y a hacerle señas a Marcelo de que querían uno igual, al fraile muy a su pesar, no le quedo mas remedio que asentir positivamente con un movimiento de cabeza y pensó - ¿ para que me abre convertido en sastre? , dos meses después, quince miembros de la tribu lucían orgullosos su nueva vestimenta y no se desprendían de ella ni para dormir. Después de seis meses de la orden impuesta por Alonso a Marcelo, este considero que la misión encomendada estaba parcialmente cumplida y se lo notifico al Capitán; este le ordeno- preparad las nupcias en quince días, con dos ceremonias, una al estilo de la tribu, y otra al estilo de nuestra Iglesia, vestid a Isabel con los mejores atavíos, propios para tan merecida ocasión, cuando tengáis todo preparado me os lo comunicáis- el fraile asintió con la cabeza y partió canturreando y dando saltos de alegría. …continuara

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