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martes, 30 de noviembre de 2010

GUAICAIPURO UN LEGADO DE CORAJE




Venezuela es uno de los países cuya temprana historia, puede ser definida en términos del presente. Su pasado, y la forma de vivir de su población por siglos, antes de que ningún europeo la hubiese visto. Sus ramales de jungla aun existen.
En el verano de 1951, por ejemplo. Una semana antes de que Rusia hiciese explotar su segunda bomba atómica con carácter experimental, una comisión de la Guardia Nacional Venezolana (GNV), envió a una patrulla a investigar actividades de contrabando a lo largo de la frontera Colombiana. Cuando cruzaban el río en una lancha. Se abrió paso a través de la jungla una tupida barra de flechas, atravesando el río e hiriendo a dos soldados victimas de las mismas. Después de la incompresible situación. Los Guardias Nacionales fueron evacuados en una aeronave, y trasladados para su atención medica inmediata.
La emboscada de los Indios no fue un accidente aislado. Un diario de Caracas narrando el incidente señalaba “ Los indígenas han asesinado a varias personas en el mismo lugar. Los esfuerzos para combatirlos no han sido exitosos, son tan buenos escondiéndose de los soldados, que estos no sabían donde se encontraban, hasta que las flechas comenzaban a volar”. Unas semanas antes del ataque a los Guardias, los Indios secuestraron un campo petrolero, toda la noche hubo una incesante lluvia de flechas, como parte de una guerra interminable contra los interlocutores. Guerra que tuvo su inicio en Venezuela, tras arribar los primeros conquistadores, que fueron enfrentados por los aborígenes con la misma contundencia y coraje con el que ocurrió en el año 1951.
Los indios que realizaron el ataque, eran remanentes de las poderosas tribus de los Caribes y los Arahuacos. Aunque la mayoría de los descendientes de los guerreros Caribes y Arahuacos, actualmente forman parte de la gran población mestiza Venezolana, parientes lejanos continúan batallando para preservar la sencilla forma de vida que disfrutaban antes de la llegada de Colon.
No se sabe con exactitud cuantos hombres llegaron a Venezuela; ni siquiera las autoridades estuvieron de acuerdo, hasta que llegaron a estas tierras. La información definitiva parece indicar que los aborígenes Americanos llegaron de Asia, atravesando el estrecho de Bering, y directamente a América del Sur por el Istmo de Panamá. Sin embargo, algunos Antropólogos, reclaman que la ruta hacia Sur América, se realizo a través de la cadena de las Antillas, desde la península de Florida.
A pesar de cómo arribaron a América los primeros inmigrantes. Sabemos a ciencia cierta que no trajeron demasiado con ellos. Prácticamente eran recién graduados de la edad de piedra. Durante la cual confeccionaban lanzas, la alfarería cruda y manejaban el fuego. Los trabajos de metal eran un misterio para ellos, pero sacudían y mezclaban el oro blando y la plata, en dos formas diferentes, lo cual también aprendieron a realizar los primeros americanos.
Esta Venezuela que heredaron nuestros indígenas, se encuentra en un área de grandes contrastes climáticos y geográficos, condición creada por los Andes venezolanos. Los Andes suramericanos se separan como una Y en Colombia. Un ramal de la cadena montañosa, se deriva al Norte para convertirse en la dorsal volcánica de América Central y las montañas Rocosas de América del Norte, mientras que el ramal del este, cruza escarpádamente al País desde el suroeste hasta el noreste. Es una gran cadena montañosa, con algunas de sus cimas nevadas, a mas de 16000 pies de altitud, lo que le da a Venezuela el gran contraste geográfico y climático.
Los primeros aborígenes que arribaron a esta tierra de gracia, eran probablemente Nómadas, que vivían de la caza y la pesca, como la mayoría de los indios Norteamericanos. Posteriormente, las oleadas de indígenas que emigraron al Sur, lo hicieron desde América central vía Panamá.
La cultura aborigen mas avanzada en Venezuela, era la de los Timotes, que vivían en Los Andes, cerca de la actual ciudad de Mérida.
Tras la llegada de los conquistadores españoles, surgiría el cacique que se convertiría en el primer héroe de la historia Venezolana. Guaicaipuro, jefe de la tribu de los Teques, organizó una confederación de tribus formadas por Los Caracas y Los Teques, con una fuerza de ataque de 10000 hombres, que barrieron prácticamente a las primeras expediciones enviadas para conquistar sus tierras, manteniendolos alejados por varios años. Uno de los intentos fue el realizado por Francisco Fajardo, al regresar a tierra firme en el año 1559. Viajando desde el Rosario hasta Valencia, a través de un territorio hostil aun sin conquistar. Al arribar, buscó la ayuda del gobernador Collado, quien lo nombro teniente general, y le proporcionó 30 hombres para conquistar los valles de la tribu Los Caracas. Triunfador mas por la persuasión que por la fuerza, dejó a sus hombres en el este, hasta encontrar un asentamiento llamado el Collado (actualmente Caraballeda), en la costa, donde se encuentra ahora La Guaira. La sola presencia de los españoles en la cercanías provocó el alzamiento de la tribu Los Teques, que bajo la jefatura del glorioso indio Guaicaipuro, comenzaron las batallas interminables y sangrientas entre ambos bandos, forzando a los españoles a abandonar San Francisco y El Collado. Mas tarde, cuando Fajardo regresó nuevamente a tierra firme, fue colgado en la ciudad de Cumana por un inescrupuloso magistrado Español temeroso de su poder.
Cuando Fajardo fue expulsado del valle de Caracas por Guaicaipuro y sus hombres, el cuartel general de los españoles en el Tocuyo, hizo  rápidamente planes de retaliación, enviando a Diego de Losada con 150 hombres. Este, realizó 2 batallas previas antes de alcanzar San Francisco. En sus cercanías, fundó un asentamiento, al cual nombró  Santiago de León de Caracas, que se convertiría mas tarde en la Capital, y en la ciudad mas grande de Venezuela. Losada estaba convencido que la resistencia en el valle de Caracas se disolvería, si pudiesen capturar o asesinar al indio Guaicaipuro. La última batalla librada por el valeroso guerrero, sería recordada en los anales de la historia, por haberse convertido en una lucha sin tregua, cuyo final, subrayaría la nobleza y el coraje, del que enfrentó junto a su esposa, y 22 guerreros mas, al grupo de soldados españoles. Las espadas y las achas, cortaban el aire del asentamiento tribal, cuando la espada asesina, abrió el pecho del valor y la dignidad. El cuerpo del valiente se derrumbó, sus ojos permanecieron abiertos, reflejando sus inertes pupilas, el rostro de su verdugo. El pecho de Guaicaipuro quedo abierto ante los ojos de los cobardes, dejando ver a su corazón, un corazón que latió toda su vida, para defender a su amada tierra y a su descendencia. Al ver la escena, los soldados invasores, corrieron despavoridos; pero el coraje y el valor, se verían reflejados siglos después, tras la reconquista de la Libertad de su pueblo. Comandados por un hombre...por un soldado llamado Simón.

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