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lunes, 9 de agosto de 2010

Prosa: Eternas vigilantes de las calles Laguneras


Quiero hoy escribirles, y al mismo tiempo hacer una reflexión, sobre unos personajes que nos han acompañado a lo largo de la historia en nuestra querida ciudad y han sido duramente atacadas en los últimos tiempos por toda clase de personas, en las que incluyo, a la gente común, a la no común y a la no tan común, que emiten opiniones a diestra y siniestra, importándoles solamente sus muy particulares conclusiones, en otras palabras, el sempiterno bla,bla,bla egoísta de los que solo piensan en sus intereses particulares. Me refiero a las vigilantes silenciosas y graciosas de los aleros de las casas y calles laguneras...las graciosas palomas, cuyo único delito, como todo animalito incluyendo al homo sapiens es tener hambre existiendo algunos humanos que proporcionalmente pudiesen digerir de una sola sentadilla 1000 veces más que una palomita, y por supuesto quien consume alimentos, necesariamente al cabo de poco tiempo se verá obligado a expulsar los desechos producidos, es pues esta, una necesidad natural. A diferencia de las palomas, los hombres y mujeres de nuestra sociedad, dependiendo del poder adquisitivo de cada quien, puede realizar esa necesidad fisiológica con más o menos obstentabilidad,supongo que existirán retretes con ribetes de oro, de cerámica, sucios, limpios y de acuerdo a su rutina de limpieza, el nivel de guarrabilidad acumulado en su superficie, y en el peor de los casos nos dirigiremos en forma presurosa a algún recóndito lugar para salir oportunamente de nuestros desperdicios. Se ha atacado duramente en los últimos tiempos a esto animalitos por su derecho natural de deshacerse de sus desperdicios y empiezan a escucharse comentarios de todo tipo de personajes, políticos buenos o de la morrilla, empresarios, comerciantes y gente común de la calle, y se expresan diferentes opiniones con multitud de decisiones, y me pregunto si alguna vez a alguien le ha importado la opinión de la palomita, o no tiene derecho la palomita a expulsar decentemente sus desperdicios. Que egoístas solemos ser en la mayoría de los casos. Cuando empezaremos a pensar en todas las criaturas que comparten con nosotros el único lugar que tenemos para vivir...el planeta Tierra, ellos no tienen otro, y cada día se extinguen numerosas especies por culpa de los prepotentes hombres y sus negligencias. En días recientes esperaba la apertura de una entidad bancaria local y escuchaba la conversación de dos ciudadanos parados frente a la puerta de la entidad, un señor mayor con voz prepotente que se dirigía a una dama dulce recién llegada al lugar, el caballero de cara tosca le advertía a la dama que tuviese mucho cuidado con las palomas, y el riesgo que corría de ver manchada su cabeza por la mala educación de una palomita, la dama miro tiernamente a la palomita y exclamo-pobrecita-.El iracundo caballero vocifero nuevamente-son un asco. ¡Hay que exterminarlas!, producen enfermedades; la gentil dama le respondió dulcemente-yo padezco la enfermedad de las palomas...ellas no tienen la culpa. Es en este momentos donde entra la reflexión, y empezar una propuesta que llevo tiempo pensando, y se la dejo caer especialmente al alcalde de la Laguna Don Fernando Clavijo, para que la reflexione, pues seguro estoy de su viabilidad y resultados. Nuestras palomas laguneras hacen lo que hacen porque tienen hambre; le propongo pues la construcción de comederos de palomas distribuidos estratégicamente en los lugares neurálgicos donde se concentra la mayor cantidad de estos excrementos, por supuesto la limpieza de esos lugares debería hacerse a diario y proveerles de alimentos a estos bellos animalitos y se ahorraría el municipio seguro estoy, de unos problemillas , eurillos y se mantendría a todos contentos...A la personas detractores o no,a los políticos buenos o no,a los ambientalistas buenos o no....y especialmente a las que sirven de custodia para nuestra ciudad....Las Palomas. Hasta el próximo encuentro.

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