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jueves, 2 de agosto de 2012

EL MANIFIESTO DE CARTAGENA


En el año de 1812, Colombia aun permanecía en manos de los revolucionarios colombianos, que habían declarado su libertad pocos días después de que lo hiciera la hermana República de Venezuela, pero al mismo tiempo, la independencia de Nueva Granada se desvanecía, igual que lo hizo Venezuela bajo la enfermedad de la inexperiencia y la desunión.
          En esos momentos existían en Nueva Granada tres gobiernos independientes. Dos años antes, Los patriotas de la provincia se unieron, y habían manifestado su oposición a la junta central de España en 1810.
          Entre los revolucionarios habían comenzado un enfrentamiento interno, que dio como resultado la creación de tres corrientes políticas; la primera, un gobierno en Bogotá dirigido por Antonio Nariño con marcada tendencia centralista; por otra parte, el gobierno de Tunja bajo la dirección de Camilo Torres, que apoyaba abiertamente el federalismo.  Mientras esto ocurría, la orgullosa Cartagena, se negaba a apoyar a ninguna de las dos corrientes, y formó un tercer gobierno, nombrando como presidente a Manuel Rodríguez Torices.
          La caída de Venezuela atemorizó a los federalistas y los centralistas, llevándolos a la firma de un armisticio, pero a los finales de 1812, los tres gobiernos se mantenían, muchas veces extrañados ellos mismos de su permanecía, pues bien conocían de la amenaza de los centros de fuerzas realistas ubicadas en el rio Magdalena, a lo largo de la frontera de Nueva Granada y Venezuela.
          Esta fue la Nueva Granada que se encontró Bolívar a su regreso desde Curazao. El Libertador, había escogido ya a América del Sur, como meta fundamental para la formación de la gran nación de sus sueños; llegó de Curazao prácticamente en la ruina. El joven revolucionario venezolano de 29 años, entró en Cartagena completamente cambiado, con una mayor madurez tras el aprendizaje de Puerto Cabello, y en vez de enfrentarse a los españoles que amenazaba la ciudad amurallada a través del Magdalena, se retiró a su aposento y se dedicó a cultivar los terrenos del pensamiento. Dibujaba y realizaba comparaciones mentales. Tomó  la caída de Venezuela como una lección que le serviría para toda Sur América, escribiendo después para los siglos por venir “El Manifiesto de Cartagena”, escrito con la mentalidad de un estadista, y extraño para su época, este, no era mas que la manifestación de un líder, hablándole en forma clara y sin tapujos, a todas las personas que intentaba liderar:
          “Las primeras pruebas de que nuestro gobierno mostró sus debilidades, fue cuando la ciudad de Coro se negó a reconocer su propia legitimidad, y la Junta suprema, en vez de someter a esa indefensa ciudad, permitió que se armara, para que mas tarde, fuese sometida la república, tan fácilmente como la confederación, hubiese sido originalmente subyugada.
          Los códigos bajo los cuales nuestros magistrados consultaban, no eran precisamente los pensados por un gobierno con una mentalidad científica y practica, y no aquellos redactadas por buenos visionarios. Sin embargo, teníamos filósofos en lugar de lideres, la filantropía por legislación, y sufistas por soldados.
          Pero lo que mas debilitó a Venezuela por encima de cualquier otra cosa, fue el sistema federal que adoptó; el sistema federal, llamado a ser el mas perfecto, y que le proporcionaría la mayor suma de felicidad a la población, es sin embargo, el que menos entalla a nuestros infantes estados. En términos generales, no sería posible el sostenimiento del citado sistema, bajo una guerra tumultuosa y en un constante conflicto de intereses. Es necesario para el gobierno modificarse a si mismo, a las circunstancias, a los tiempos, y los hombres que los rodean.
          Nuestra división y no las armas españolas, fueron las que nos regresaron a la esclavitud. Si Caracas, en lugar de una lánguida e insustancial confederación, hubiese establecido un simple gobierno, con la situación político militar requerida, existirías Venezuela…y  disfrutarías tu libertad hoy. Para ese efecto, presento como medida indispensable para la seguridad de Nueva Granada, la reconquista de Caracas.
          Aplicando el ejemplo de Venezuela a Nueva Granada, y realizando las comparaciones proporcionales, podemos afirmar, que Coro representa para Caracas, lo que Caracas para toda América.
          Con la posesión del territorio venezolano, España pudiese fácilmente penetrar desde las provincias de Barinas y Maracaibo, hasta el final de los confines de América…Tomemos ventaja de este tan propicio momento, antes de que arriben los refuerzos de España, y cambien absolutamente la situación, y tal vez perdamos para siempre, la oportunidad de asegurar…la libertad de esos estados.

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