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martes, 28 de septiembre de 2010

Manuela



                                       I

Perdona la ausencia de mi alma, 
esta mi mente inmersa en cien batallas.
Intrigas, traiciones, 
sicarios rondando ocultos,
 por siete monedas mi muerte, 
y llegas tu, salvándome como siempre, 
brindándome el calor de tus brazos, 
y de tus besos ardientes, 
cobijo que necesito, 
sobre el calor de tu vientre. 
Me levanto callado, 
cuando canta el primer gallo,
contemplo tu rostro dulce, 
apaciguado de amor, 
para no despertar, 
el compromiso que anhelas, 
te quiero, te necesito, mas no puedo, 
dejar huérfano a tu pueblo. 
Te aguardare en la esquina, 
del cuarto de las esperas, 
vigilando el horizonte, 
donde cabalgas Coronela, 
en mi busca para amarme, 
para contarme las nuevas, 
de los frentes, retaguardias y de celosas intrigas, 
seras inmortal en la memoria, 
por pueblos todos de América. 
No me veras al despertar…pero te amo Manuela.

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