I
Dibujó su rostro, con
los trazos de los asombros,
Tras mirar la huella,
dejada por el subconsciente del alma,
pasó como tormenta sin
viento, tras cien años de calma.
Dibujó su adentro
zurdo, de calcados escombros.
II
Arribó tardío, con una forjada
mueca babeante…ciega y sorda.
Rozó la Reina,
protegida en su colmena, despertando la horda.
Alistando ejércitos alados,
abastecidos de ponzoñas y muerte.
Mil razas, mil colores,
credos mil, religiones, y la vida… inerte.
III
III
Caminó en pentecostés, miró
el camino de cruces.
los diestros, los no
tanto, la ballena herida…Los hombres y sus nombres.
Abatido de dolor…miró
al cielo…y cayó de bruces.
IV
IV
Todo era sombra…nublada
la tierra de gases y derrotas.
Quedó una pestaña
despierta, colgada de un párpado muerto.
Resucitó la Reina
muerta, a un Nuevo mundo descalzo…sin botas.
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