I
Desperté del primer sueño, buscando la costilla perdida.
Desnuda en mis brazos, primera rutina del pecado eterno.
El beso de las dos parras, tentaciones de dos manzanas erguidas.
Seres que encantan, que vuelan, sobre alas blancas de un solo cuerno.
II
Bebimos agua de vida, chocando rostros en el espejo del río.
Cabello hermoso de cedro, con fragancia de manzano.
La mordida del pecado, dejó el sabor del gusano.
Del sol su calor, de la tierra su barro, de la luna su frío.
III
Huellas como los mías, ¡no!… mas pequeñas, y pesadas como el hierro.
Pasos desconcertados, callos mudos, torpezas, el temor y la vergüenza.
Habló el cielo, gritó la negra nube, ¡fuera!… como castigo el destierro.
IV
Hijos del pecado…Caín y Abel, el bien y el mal, la ternura y la crueldad.
preguntas incestuosas, ¿Quién eres Eva?, ¿Quienes somos Adán?.
¡Aun no lo se!, me niego a venir del barro, quiero venir de la verdad.
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