I
Ajadas
mejillas en el hombro de la piedra
Latidos de pechos, sobre cadenas colgadas.
Erguido algodón por cegado mediodía.
Juzgaban bellos ojos de triste melancolía.
Arañas venenosas dormidas bajo piedras.
Nevaron por el aire tus lágrimas y las mías.
Dormidas en la flor que coronaba tu boca.
Robé la soga para colgar nuestros brazos.
Inerte mirada, abrió con lava el alma.
Nadir de negros, cruces, maderas y esclavos.
Oruga lenta, color escondido de prismas
Parto de uña, surcando el alma de penas.
Ausencias presentes, memorias de ocasos.
Rendido a tus pies en el límite de los
demás.
Abiertas dos manos, uniéndose dos pasos.
Tamiz del alma callada en burbuja de pasión.
Ilusión de mago errante...alquimista del
amor
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