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lunes, 29 de junio de 2015

INFIERNO


I

Y tu, ¿Dónde estas?...¿me escuchas?.
No se amor…aun no lo sé.
Cubrieron de negro mi alma,
Creo…que debajo del subsuelo,
No tengo aire, ni tengo cielo,
Siento, los vientos de azufre,
con olores, a carne muerta y estiércol.
Que arrastran copos de fuego.
Estoy… ¡estoy rodeado por gusanos draculados!.
Con miradas pendencieras, y pelos candentes.
Bailan a derredor del fuego, mirando sonrientes,
imaginando la necrosis sobre mis huesos.
Pasaron mil años, sin luz y sin sueños.
Dejándome solo, tras comer mi carne, gusanos aquellos.
Seguían los dolores, rencores y penas.
Resignado, intenté rezar…no podía.
Después, intenté llorar…tampoco podía.
Intenté recordarte, no me dejaban los perros,
caí de bruces, en infierno eterno.
Pasados los siglos, resignó mi esperanza.
Permanecí vestido de oscuros huesos,
Igual que mi alma.
¿Es capaz el infierno, de ahogar la esperanza?.
“Vendrá a juzgar a vivos y muertos”…pensé.
Detrás de esa voz, sentí la luz nueva,
El valor del perdón,
Por su color descompuesto,
se deslizó la esperanza muerta,
si rompo lo eterno, me comunicaré contigo,
Desde la pesadilla, desde otra dimensión,
De un nuevo dilema, desde otro corazón,
Buscaré la forma,
De hacerte llegar la rosa.
Seremos distintos…pero siempre dos.

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