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viernes, 21 de octubre de 2016

SEÑORA MUERTE.
I
Dormía, escuché tus pasos de huesos callados y descalzos,
En esa conexión casual que tengo contigo,
Predecible...adivino, cuando te acercas sigilosa,
Creyendo no despertarme, te equivocas,
Te delata la sudoración de mi piel,
De gotas gruesas y cansadas,
La fuga lenta y progresiva, de aquella realidad perdida,
Llegas entonces...me observas.
Fría, silenciosa y oscura...pero llena de paz.
En ese momento, no te temo...te reto.
El temor viene después, cuando me quedo solo y te vas,
Dejándome huérfano, en mi realidad.
Con pobrezas, desencantos,
Donde todo da igual.
A ti me dirijo, no te temo.
Te conocí, fría, oscura, silenciosa y llena de paz.
En el próximo encuentro,
No me permitas regresar,
Déjame en mi laberinto,
Aun buscando, el delta de mis ríos,
En la mansión de los muertos
Descansando por fin sin paz.