SEÑORA
MUERTE.
I
Dormía,
escuché tus pasos de huesos callados y descalzos,
En esa
conexión casual que tengo contigo,
Predecible...adivino,
cuando te acercas sigilosa,
Creyendo
no despertarme, te equivocas,
Te delata
la sudoración de mi piel,
De gotas
gruesas y cansadas,
La fuga lenta
y progresiva, de aquella realidad perdida,
Llegas
entonces...me observas.
Fría,
silenciosa y oscura...pero llena de paz.
En ese
momento, no te temo...te reto.
El temor
viene después, cuando me quedo solo y te vas,
Dejándome
huérfano, en mi realidad.
Con
pobrezas, desencantos,
Donde
todo da igual.
A ti me
dirijo, no te temo.
Te
conocí, fría, oscura, silenciosa y llena de paz.
En el
próximo encuentro,
No me
permitas regresar,
Déjame en
mi laberinto,
Aun
buscando, el delta de mis ríos,
En la
mansión de los muertos
Descansando
por fin sin paz.